
Halladas las neuronas que explican por qué respirar hondo relaja
La experiencia muestra que respirar hondo es una buena manera de relajarse, pero hasta ahora la neurociencia no había identificado qué células del sistema nervioso son responsables directas de esta relación de causa-efecto. Un estudio que publica la revista Science empieza a aclararlo: se trata de un grupo de 350 neuronas situadas en el tronco del encéfalo, entre el cerebro y la médula espinal.
Los autores del trabajo, liderado desde la Universidad de Stanford (EE.UU.), descubrieron estas neuronas en una investigación con ratones y concluyeron que tienen dos características específicas.
La primera es que están más activas cuanto más rápida sea la respiración. Y la segunda es que su misión es mandar señales a otra parte del tronco del encéfalo, llamada locus cerúleo, que está involucrada en la respuesta del cuerpo al estrés y el pánico y en el tránsito del sueño a la vigilia.
Por ello, “una respiración lenta y calmada activaría menos estas neuronas, lo que causaría menos activación del locus cerúleo y menos agitación”, detalla a Big Vang por correo electrónico el primer autor del estudio, Kevin Yackle.
Puesto que el locus cerúleo conecta con multitud de regiones del cerebro, el descubrimiento arroja luz sobre la relación entre la respiración y las funciones cerebrales complejas. Así que puede ser la clave para explicar por qué la respiración consciente durante el yoga, la meditación o la psicoterapia modula las emociones, la agitación o el estrés.
A pesar de que el estudio parte de experimentos con ratones, Yackle apunta que el hallazgo será extrapolable a los humanos, como ha ocurrido con otros avances en neurociencia.
Los autores ya han puesto nombre a esas 350 protagonistas: Cdh9/Dbx1, que hace referencia a dos genes que tienen encendidos a la vez, lo que permitió identificarlas y distinguirlas de otras neuronas vecinas de la misma región del tronco del encéfalo.
El marcapasos de la respiración
Una región que contiene entre 6.000 y 8.000 neuronas y que se conoce como complejo pre Bötzinger, aunque el mismo Yackel la define como el marcapasos de la respiración, porque se considera el lugar donde surgen los estímulos que activan los músculos respiratorios que nos permiten inspirar.
En pre Bötzinger, prosigue el investigador, las neuronas parecen estar organizadas en grupos pequeños “con funciones muy dedicadas y específicas”. De hecho, el mismo equipo de científicos publicó en 2016 en la revista Nature el hallazgo de otra subpoblación de neuronas relacionadas con la generación de suspiros.
- Las neuronas descubiertas por el grupo de investigadores aparecen en color verde. En rojo, otras neuronas de la región conocida como marcapasos de la respiración (Kevin Yackle, Lindsay A. Shwarz, Kaewen Kam, Jordan M. Sorokin, John R. Huguenard, Jack L. Feldman Liqun Luo y Mark Krasnow)
Ratones en una calma fuera de lo normal
En el caso de las células ahora descubiertas, los investigadores pudieron identificarlas al analizar los genes que tenían encendidos y apagados en muestras procedentes de ratones. Una vez identificadas, las eliminaron del tronco encefálico de ratones con vida y analizaron cómo cambiaba la respiración y el comportamiento de los animales.
Así comprobaron que, aunque eliminar estas neuronas concretas no afecta la capacidad de respirar con normalidad, los ratones sí se encontraban en un estado de calma fuera de lo normal. Al verificar después que las susodichas neuronas conectan directamente con el locus cerúleo, pudieron concluir que, sin ellas, esta región relacionada con el estrés y la agitación está menos activa.
A su vez, el comportamiento relajado de los ratones les conllevó respiraciones más lentas, por lo que los investigadores constataron algo que la experiencia también muestra: a más calma, respiraciones más lentas; y a respiraciones más lentas, más calma. Una cosa retroalimenta la otra.
Posible objetivo para tratar trastornos de pánico
Según indica Yakcle, si el hallazgo se confirma en humanos, puede tener múltiples aplicaciones clínicas, entre las cuales destacan los trastornos de ansiedad y de pánico. “Hay un grupo de trastornos de pánico desencadenados por la hiperventilación”, ilustra el investigador. En estos casos, “puede ser casi imposible controlar la respiración por uno mismo, de manera que un método farmacológico puede ser crucial para prevenirlos”, continúa.
Yackle avanza que los planes inmediatos de su equipo consisten en continuar investigando ese enrevesado marcapasos de la respiración para acabar entendiendo cómo se genera el ritmo respiratorio.
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Investigación y conocimiento
La ciencia se ocupa de adquirir conocimientos objetivos acerca de la naturaleza, la sociedad, el hombre y su pensamiento. La adquisición de conocimiento no es solamente privativo, sino que existen numerosas formas de llevarlo a cabo, por ejemplo, cuando recibimos las enseñanzas transmitidas de padres a hijos o aprendemos folklore, de las costumbres o de nuestro propio sentido común. Lo que ocurre es que el conocimiento disponible a través de tales fuentes u otras similares resulta en muchas ocasiones insuficiente para solucionar determinados problemas y es necesario acercarse a ellos de manera más sistemática.
Esta forma «especial» de adquisición del conocimiento ha adquirido a lo largo de los siglos un carácter peculiar que se ha denominado investigación científica. Sin embargo, tal actitud investigadora no parte ni a partido nunca de un vacío absoluto, pues es de suponer que antes de que hubiera ciencia, existía un conjunto de conocimientos que bien podríamos llamar sentido común. A este tipo de conocimientos se le ha denominado conocimiento ordinario a distinción del denominado conocimiento científico, así el sentido común de hoy es posiblemente el sentido común de ayer corregido y mejorado por medio de la ciencia.
Investigación científica es el nombre general que obtiene el largo y complejo proceso en el cual los avances científicos son el resultado de la aplicación del método científico para resolver problemas, tratar de explicar determinadas observaciones. También permite hacer mención al conjunto de actividades de índole intelectual y experimental de carácter sistemático, con la intención de incrementar los conocimientos sobre un determinado asunto.
Una investigación científica, es un proceso sistemático, se obtiene información a partir de un plan preestablecido que, una vez asimilada y examinada, modificará o añadirá conocimientos a los ya existentes, organizado ya que es necesario especificar los detalles vinculados al estudio y objetivo porque sus conclusiones no se amparan en un parecer subjetivo, sino en episodios que previamente han sido observados y evaluados.
La ciencia pone a nuestra disposición específicas herramientas y conceptos que nos ayudan a que no nos engañemos a nosotros mismos, ya que nuestras creencias y pensamientos pueden inducirnos al error por falta de información relevante o por obtener información falsa.